El éxito aunado a la culpa.

“Nada puede hacerme daño excepto yo mismo; el mal que me agobia lo llevo conmigo y jamás sufro realmente sino por mi culpa”. San Bernardo de Claraval.

Existen sujetos que trabajan arduamente durante su vida para lograr sus metas, pero una vez alcanzado el éxito se deprimen gravemente. Sigmund Freud, en su obra “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo analítico”, plantea que nos mostramos confundidos y sorprendidos de aquellos sujetos que repentinamente enferman cuando cumplen un deseo hondamente arraigado y perseguido: son los que fracasan al triunfar, aquellos que producen un vuelco trágico. Entonces el síntoma aparece por consecuencia del triunfo. Lo normal sería esperar que el problema fuera más bien por la frustración, sin embargo es más bien por la culpa inconsciente que los invade, aquí vemos desplegado el Superyó con toda su fuerza para provocar el síntoma.

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